A los protagonistas de estas páginas (Isaiah Berlin, Karl Popper, Raymond Aron y Norberto Bobbio, entre otros) el autor propone llamarlos «erasmistas». Fueron, como Erasmo, «amigos de la libertad», y de su ejemplo cabe extraer algunas lecciones para una ética de la libertad: «. estar dispuesto a vivir con las contradicciones y conflictos del mundo humano, tener la disciplina de un espectador comprometido, que no se deja comprar, y una entrega apasionada a la razón como instrumento del conocimiento y de la acción».