A veces nos cuesta entender hasta qué punto la simplicidad de nuestro cerebro determina nuestro entorno. Abusamos de las palabras genio y prodigio cuando, en realidad, el plusmarquista mundial de cálculo o el compositor de la más bella melodía tienen exactamente las mismas neuronas que cualquiera de nosotros. ¿Dónde reside pues la diferencia entre ellos y nosotros? Pues, según afirma Aberkane, en la armonía de la mente. En que aquellos a los que erróneamente llamamos genios han sabido entender los mecanismos de nuestro cerebro para sacarle así un mayor rendimiento.
Entender cómo funciona el cerebro y adecuar sus mecanismos a nuestra manera de aprender, de enseñar, de trabajar y de vivir es lo que Idriss Aberkane llama neurosabiduría. Es tan fácil como eso. Basta con sacarle partido a los extraordinarios recursos que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición.
«Idriss Aberkane, un cerebro al servicio de nuestro cerebro, [?]nos describe las capacidades de la mente, sus prodigios y límites, y nos invita a conocerla mejor para evitar que otros la conozcan en nuestro lugar», Le Monde