Se describe por tanto en esta obra una época que, por un lado, contribuyó a abrir paso paulatinamente a las libertades individuales, pero en la que, por otro, se sometió a la población cada vez en mayor medida al control de una Administración eficiente y racional. Si bien el Estado de derecho ejercía el monopolio estatal de la violencia, con una policía que protegía los derechos de los ciudadanos, en épocas de conflictos sociales también se convirtió en el instrumento de una autoridad represiva. Y si bien la población se beneficiaba de una mayor implicación estatal en la asistencia social, la educación y la cultura, el Estado moderno requería un sistema fiscal más eficaz, por lo que también se veía sujeta a unos aparatos recaudatorios cada vez más sofisticados. En definitiva, en esta obra el historiador Lutz Raphael extrae un balance crítico que revela, desde una perspectiva histórica, este doble aspecto garante de las libertades y a la vez represor del moderno Estado administrativo y de derecho que se extendió por toda Europa.