Tal vez ningún otro, en la historia del hombre, ha encarnado como Leonardo el verdadero "genio". En el corazón del Renacimiento, entre la Florencia de los Médicis y la Milán de los Sforza, Leonardo explora en solitario los más diversos campos del arte y de la ciencia, ampliando de modo decisivo los conocimientos precedentes. Siempre dispuesto a profundizar experimentalmente nuevos horizontes científicos, Leonardo proyecta toda su actividad en el dibujo y la pintura, dejando algunas de las grandes obras más célebres e imitadas de todos los tiempos, sin disipar completamente el misterio de una vida y un pensamiento incomparables.