Argumento de Lengua del Duelo
La voz de César Iglesias prolonga los ecos de algunos profetas veterotestamentarios y la plegaria escarnecida de un Job que sostuviera, como en el verso de Wallace Stevens, «la poesía de pobres y muertos». De ahí que encontremos en este libro tan intensamente personal y desolado las fórmulas propias de una oración (el kaddish, el salmo.) que se dirige ya, desde la irredimible culpa metafísica que el poeta define como «genética», a un Dios ausente. Y siempre desde una memoria atravesada por luces inhóspitas («persiste la halitosis del pasado») y palabras sin paliativos. Hay dos versos que resumen, quizás, toda esta lírica desolada de Lengua del duelo: «Comprender el dolor que enciende velas / y alumbrar rezos: esa es la tarea».
César Iglesias, hasta ahora poeta secreto de cultivadas fidelidades (Leopardi, Paul Celan, Gamoneda.), publica su primer libro a la edad (55 años) en la que otros dan su obra por cerrada. Hay en estos versos (casi siempre endecasílabos y heptasílabos, aunque incluye también un largo poema en prosa) una densa experiencia de vida que su autor transforma («el duelo tiene fonética propia») en la oración emocionada de quien se sabe, finalmente, solo y vivo. Un poeta sustancial entre tanta bagatela. (José Luis Argüelles)0