Una de las debilidades fundamentales de la política migratoria norteamericana es su tenaz negativa a reconocer que la inmigración latinoamericana ha suplido, históricamente, importantes necesidades laborales en ese país. La política norteamericana se ha caracterizado por implementar fórmulas contradictorias, como la promoción de medidas tendientes a eliminar las barreras comerciales en los países latinoamericanos, a la vez que aumenta las restricciones para detener a quienes emigran hacia sus territorios.