RESUMEN: La Termas de Caracalla son uno de los monumentos más importantes construidos en la época severa. Iniciadas por Septimio Severo, el fundador de la dinastía, fueron continuadas por su hijo Caracalla, a quien tradicionalmente se le atribuyen y finalizadas por Alejandro Severo, estando ya en pleno funcionamiento. Nacieron como las termas no aristocráticas de Roma. Ocupaban una inmensa extensión de terreno, con innumerables salas, recintos, jardines, bibliotecas, palestras... El acceso era libre y pronto se convirtieron en las más frecuentadas del Imperio. En ellas el emperador Caracalla albergó un gran número de esculturas aludiendo tanto a sus divinidades preferidas como a los dioses y héroes relacionados con el mundo salutífero y oracular. Cabe destacar también la presencia inédita de un santuario dedicado a Mitra en el subsuelo. Este edificio visitado diariamente por casi 6000 personas, se convirtió en el escaparate perfecto de exposición de las preferencias religiosas del emperador, haciendo con ello partícipe al pueblo de Roma.