Penrose sostiene que mientras las señales neuronales pueden comportarse como sucesos explicables en términos de la física clásica, las conexiones entre las neuronas están controladas a un nivel más profundo, donde debe existir una actividad en la frontera cuántico/clásico. El nivel neuronal que nos describen las representaciones habituales del cerebro es una mera sombra de una actividad más profunda donde debe buscarse la base física de la mente: el campo mecano-cuántico que los humanos experimentamos como consciencia y libre albedrío. Su propuesta, tan atrevida, le obliga a profundizar en aspectos complejos e innovadores de la ciencia, pero deja abierto un camino para que, a través de una selección de las partes más accesibles del libro, cualquier lector pueda seguir con facilidad el argumento que expone.
Como ha dicho Christopher Lehmann-Haupt, Penrose nos revela en este libro mundos insospechados, difíciles de ver, pero que, conducidos por él, «resulta emocionante imaginar».