El cuarto volumen de la colección Historia de las Merindades está dedicado a las Siete Merindades de Castilla (Castilla Vieja, Sotoscueva, Valdeporres, Montija, Valdivielso, Losa y Cuesta Urria), que hoy conforman 12 ayuntamientos. Las Siete Merindades mantuvieron durante la Edad Media sus jurisdicciones en el sentido territorial y jurídico, no formaron parte de las donaciones reales. La zona estudiada en esta obra estuvo marcada por un importante desarrollo en el periodo del Hierro I (en torno al año 600 a.C.) esa organización dejó su rastro en la composición de las jurisdicciones supraaldeanas. El Hierro II nos deja importantes castros que dominan cada uno un territorio menor, ya se dibujan lo que serán las jurisdicciones supraldeanas altomedievales. El periodo romano dejó su impronta en los campamentos y zonas de batalla de las Guerras Cántabras, en la ocupación de la explotación minera de Salinas de Rosío, en la villa romana de Losa y en un buen número de asentamientos rurales y estelas sepulcrales. La ocupación visigoda se descubre en el centro de este marco territorial, en el entorno de Trespaderne y Cillaperlata. La Alta Edad Media, (segunda mitad del siglo VIII al siglo XI) nos ofrece las primeras noticias escritas de las jurisdicciones de este territorio y los elementos defensivos que los organizaban. Las noticias se multiplican a comienzos del siglo XI de manera geométrica ofreciendo datos de la ocupación poblacional y de sus asentamientos (defensas, monasterios, eremitorios, poblados). En la Plena Edad Media comenzó el declive poblacional de las Siete Merindades lo que dio lugar a la reorganización del territorio por impulso real (Alfonso VII y Alfonso VIII). Las Siete Merindades mantuvieron durante la Baja Edad Media sus jurisdicciones en el sentido territorial y jurídico, no formaron parte de las donaciones reales. Únicamente lo fue el puesto de Merino Mayor que se administraba en nombre rey. Tratamos la evolución hist...