Violencia de la muerte, violencia de
la luz,
tu propia mente en el alba perfecta, de ensueño,
alargando la mano para aferrar el parpadeo,
el haz de luz de aquella mariposa
que podría traerse a casa para batir sus alas
en una habitación de sangre delicada. Hoy las
estrellas
alcanzarán su máximo esplendor, seguirán en el
cielo
como las yemas de los dedos de quienes has
amado.
¿Qué puedes tú hacer? Tal vez abrir esa ventana
y reclinarte en ella, podrías permitirte
dormir sobre ese alféizar, dejando que la
oscuridad
se convierta en su propia canción de cuna,
los olvidados roces de años luz
que fueron hace tiempo enviados ociosos sobre
tu frente.
De ?Opciones?, de Peter Sirr.