Para historiadores y escritores de ficciones históricas el pasado se presenta como un mundo fabuloso de difícil y complicado acceso, dado que la imagen enigmática y paradisíaca del universo pretérito está empañada por la conciencia de que de ese mundo sólo quedan reliquias y memorias aisladas. Partiendo de esta premisa, Mercedes Juliá, analiza obras de Francisco Ayala, Enrique Molina, Lourdes Ortiz, Fernando Quiñones, Raúl Ruiz y Antonio Muñoz Molina, entre otros, a través de los cuales se comprueba la estrecha, diversa y compleja relación existente entre ficción e historia.