Originarias de la burguesía o de la clase media ilustrada, el compromiso inequívoco de estas mujeres con los ideales republicanos y la defensa de la libertad rompe con el mito de la procedencia obrera de buena parte de las figuras de la izquierda. No en vano la Segunda República española tuvo un origen reformista y burgués, aunque se viera abocada a sufrir diversos vaivenes por la pulsión obrera y revolucionaria o por la reacción del bienio derechista entre 1933 y 1935. El golpe militar de 1936 acabó con este proyecto reformista, pero no logró borrar del todo su legado cultural y su apuesta por la educación de la mujer.