El presente libro estudia e introduce su literatura mediante la miríada de juegos que la constituyen, desplegados en su primera y principal etapa, probablemente la más lúdica y fértil creativamente, la que abarca los veinte años que separan El húsar (1986) de El pintor de batallas (2006). Así se descubrirá que en la novelística revertiana no sólo se rescatan tesoros concretos, sino también tesoros abstractos: los sueños de nuestra infancia y juventud o sus huellas, nada menos que la brumosa tierra natal de nuestra alma. Sus novelas abren vías por las que asoma la materia singular con la que se tejen ciertos sueños. Nos recuerdan una y otra vez que, como dice Coy, el protagonista de La carta esférica, lo que parece relegado a páginas e imágenes de la infancia, ámbito exclusivo de los sueños, sigue vivo y puede resistir la lucidez del mundo adulto; que siempre existe ?un barco hundido, una isla, un refugio, una aventura, un lugar en alguna parte al otro lado del mar, en la línea difusa que mezcla los sueños con el horizonte?.