La larga y compleja recesión económica actual constituye un reto para la igualdad de género. Asistimos a un retroceso respecto a los avances en la posición de las mujeres en empleo, salarios, disponibilidad de servicios públicos de cuidados y acceso al poder económico y empresarial. El progreso de las últimas décadas se sustentó en políticas públicas de igualdad de género y de desarrollo del Estado de Bienestar. Hoy, ambas políticas retroceden, subordinadas a los objetivos de consolidación fiscal que, desafortunadamente para las mujeres, no sólo se orientan a la austeridad de forma coyuntural ¿congelación de salarios de los empleados públicos y de las pensiones públicas hasta que se supere la crisis¿ sino que pretenden una reducción estructural del sector público y de la oferta de servicios públicos básicos de educación, salud y asistencia social, que son esenciales para la participación laboral femenina, y además constituyen una fuente de empleo para las mujeres.