Para Sherezada contar cuentos que capturen la atención del Rey es cuestión de vida o muerte. Si Sahrigar se desinteresa o se aburre de sus historias, será entregada al verdugo con las primeras luces del alba. Ese peligro mortal aguza su fantasía y la lleva, sin saberlo, a descubrir que el mundo de la ficción es, como el mundo real, uno, diverso e irrompible. Cuando el rey Sahrigar perdona a su esposa es alguien al que los cuentos han transformado en un ser civil, sensible y soñador. MARIO VARGAS LLOSA