«-Cada estrella que pasa -dijo Otto- es un verano de nuestra vida.
-No -le corrigió Nadia, su novia, sin dejar de mirar al cielo-. Cada estrella que pasa es una vida.»
Un profesor de universidad que ha rodado por Europa como una bola del desierto sin echar raíces en ningún lugar regresa a Ibiza, donde pasó sus mejores años de joven, para asistir junto con su hijo, del que vive separado hace ya tiempo, a la lluvia de estrellas de la mágica noche de San Lorenzo. La contemplación del cielo, el olor del campo y del mar y el recuerdo de los días pasados desatan en él la melancolía, pero también la imaginación.
«-¿La has visto? -me dice Pedro, mirándome.
-Sí -le respondo yo. Da igual que la viera o no. Al niño le da lo mismo que sea verdad o mentira y, en el fondo, prefiere que le mienta con tal de compartir su emoción conmigo. Le he traído hasta aquí arriba para verlas. Lejos de las construcciones que ocupan toda la isla y cuyas luces alumbran la lejanía como si fuera un cielo invertido. Es imposible escapar de ellas por más que uno se aleje de donde están.»
Reseñas:
«No dejen de leer Las lágrimas de San Lorenzo. Es puro Julio Llamazares, el autor de La lluvia amarilla. Es otra vez, este Julio sin Tierra mirando al Cielo.»
Juan Cruz
«Julio Llamazares ha vuelto a ser el magnífico escritor de Luna de lobos y La lluvia amarilla.»
J. M. Pozuelo Yvancos, ABC Cultural
«Esta hermosa y conmovedora novela es una elegía a las lágrimas de la humanidad.»
J. Ernesto Ayala-Dip, Babelia