Ahora, además de las habituales sagas familiares ambientadas en un país exótico, Lark nos habla de las pioneras de las conquistas sociales femeninas: primero el sufragio, después el acceso a la universidad y, por último, la posibilidad de volar, volar, volar...
«Echaron a volar sus cometas y sus sueños hacia los dioses. Y aquellas se llevaron consigo la tristeza.»
Nueva Zelanda, 1899. El hijo de Lizzie y Michael Drury es enviado como médico a Sudáfrica, donde se libra la guerra de los Bóers. Pero Roberta luchará para estar con él a toda costa.
Paralelamente, la joven Atamarie obtiene una importante victoria: ser la primera mujer que cursa estudios de Ingeniería en la Universidad de Nueva Zelanda. Desde niña le fascinaron las cometas maoríes, y ahora esta afición le permite conocer al pionero de la aviación mundial.