El príncipe Sternenhoch es menudo y escuálido; anda «algo desdentado, mondo y lampiño, además de un poco bizco y significativamente cojitranco»; pese a ello, y a su vulgaridad e ignorancia, es también engreído y vanidoso; por ese mismo motivo, resulta indiscutiblemente ridículo. En un baile de la nobleza conocerá a la turbadora Helga, que lo hará caer presa de un extraño embrujo del que solo podrá escapar convirtiéndola en su esposa. Sin saberlo, Sternenhoch ha firmado su sentencia: transformada bien pronto en un torbellino imparable de odio y destrucción, su cualidad demoníaca y sus inexplicables huidas y reapariciones lo sumirán en una espiral cada vez más enconada de locura y delirio, llevándolo a protagonizar un sinfín de episodios bochornosos, esperpénticos y decididamente hilarantes.
Mezclando la reflexión filosófica de origen nietzscheano con un humor tan absurdo como negro y desafiante, Ladislav Klíma construye una novela gótico-satírica que remite a Poe y Hoffmann mientras se las arregla para no dejar títere con cabeza: el estamento nobiliario y militar de su época, la clase política y las miserias y cobardías humanas (así como una buena cantidad de asunciones y valores aprendidos) caen por el camino con tanta gracia como estrépito. Traducida por primera vez al español, Las desventuras del príncipe Sternenhoch, que causó un notorio revuelo en el momento de su publicación, es la obra clave de su personalísimo y excéntrico autor, una de las principales figuras de la contracultura checa y centroeuropea.