Desde el caserío vasco que da nombre a la novela y de la mano de un elenco de personajes que atrapan al lector desde su inicio, la autora analiza con rigor y audacia el problema vasco y sus consecuencias, en especial el terrorismo de ETA, ¿Cuál es el origen del fenómeno nacionalista radical y de su lucha armada? ¿Cuáles han sido las posturas de los distintos gobiernos de la democracia? ¿Cómo elige la banda a sus víctimas? ¿Qué características conforman el perfil de un etarra?
Esta obra es también una historia de relaciones humanas, de miedos y pasiones, de sentimientos encontrados que sirven de vehículo para que la autora aporte su personal visión de la vida, la muerte, el amor, la amistad, la paternidad, la emigración, a través de un argumento apasionante y en un intento valiente y sin complejos de aportar la solución final a un problema que tendrá consecuencias sociales y políticas más allá de varias generaciones.
Con un final tan inesperado como emocionante, la historia se revela, desde la primera página, como un homenaje sin paliativos a las víctimas del terrorismo y a sus familias y en el justo reconocimiento a cuantos han buscado la paz y han trabajado hasta la extenuación por alcanzarla.
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