El punto de partida es el despojamiento (epojé) de todo saber previo y el conocimiento radical de sí mismo, con el fin de alcanzar la comprensión del sentido originario de la vida natural. Es un ethos que radicaliza la historia de la filosofía desde su fundación socrático-platónica hasta el descubrimiento cartesiano de la subjetividad-, y que desemboca en la fenomenología trascendental.
El método fenomenológico tiene como objetivo convertir a la filosofía en la lógica de todas las ciencias, pues la fenomenología es la única ciencia capaz de autofundarse. Ahora bien, para ello deberá esforzarse por establecer la relación originaria entre los principios aprióricos sobre los que se funda, sin perder jamás de vista «la libre autodeterminación» del sujeto que quiere conocer verdaderamente.