Juan Crisóstomo comenzó enseguida su actividad de predicador después de ser ordenado sacerdote(386), revelando una clara y profunda concepción del bautismo, debida, por una parte, a la tradición que se hallaba presente en la Iglesia de Antioquía, y por, otra a su experiencia personal.
El primer aspecto fundamental que él extrae del bautismo es el sentido del misterio que lo rodea y que el mismo término de \"sacramento\" refleja. El sentido del misterio se lo sugiere la fe viva que posee en la nueva realidad a la que está llamado a participar el catecúmeno: la adhesión plena y definitiva a Cristo; y para expresarla, se sirve, a menudo, de la imagen profundamente humana y sugestiva del matrimonio.
Después de muchos siglos la voz de Juan Crisóstomo parece que conserva inalterado su vigor e inspira una profundo sentido de serenidad y confianza del que también el hombre de hoy tiene necesidad, para renovar con plena libertad, como los catecúmenos de entonces, su adhesión a Cristo.