El protagonista de esta novela, Felipe Zamora, trabaja como guardia
cárcel en los sótanos del Santo Oficio de la Inquisición. El escenario
es la España sombría y opresiva de finales del siglo XVI, asaltada por
las duras controversias religiosas entre judíos, musulmanes y
cristianos. Felipe es hombre de genio rudo y pocas luces, aunque en
ocasiones su temple se vuelve algo picaresco y fuera de lo común. Su
relación con los reos es un tanto ambigua: conversa con ellos, se apiada
de sus padecimientos y suele acercarles un tazón de leche caliente
cuando aprietan los fríos del invierno. Pero, al mismo tiempo, su oficio
lo obliga a manejar los instrumentos de tortura y a preparar a los
condenados para la hoguera. Cierto día ve pasar a una dama frente al
palacio inquisitorial y queda prendado de su belleza. Para ganarse su
corazón le escribirá una serie de cartas hablándole de si mismo, de sus
preocupaciones y de su oscura vida en los sótanos del Santo Oficio.
Aunque se reconoce