Y esto para mí era algo único; el mar y yo? el mar embriagado de las olas y yo embriagado por el alcohol, aunque aún lograba mantenerme de pie. Igual que un hombre que lo único que no ha perdido jamás es su sombra. Mientras, de la chaqueta negra saqué el paquete de cigarros? para fumar otro, porque el que tenía en la boca estaba quebrado? Lo prendí con dificultad? y arrojé el otro con desdén. Recordé cuando quería hacer del mundo algo mejor? Mi sombra continuaba ahí, en el suelo, cuando yo mismo, de pie, prendí el nuevo cigarro con el encendedor ordinario. Protegía al fuego del viento que corría con la mano? entonces, otra vez, sentí esa miseria a la que, a ciegas, le rindo culto, como un hombre que ya es más sombra que carne fresca? entonces miré la luz que me iluminaba?