El creador quiere evitar que el hombre, su criatura, llegue a morir. Para ello envía a este pqueño reptil con una medicina que debe dar a los humanos. Pero nuestro amigo encuentra cosas por el camino que le hacen tener ideas propias.
La historia que cuenta el protagonista y las plantas que no mueren nunca parte de un cuento africano de tradición oral del reino Bariba, en el norte de Benín, recopilado por Rafael Marco.