Si miras a un bosque y te ves tú, si miras la piedra y le ves a él, o a ella... el reloj martillea argumentos para no olvidar y te cuestionas la vida mientras pasa...y ves que pasa y que se aleja, pero dejas de sentir que es tuya. En ese momento la poesía te llama. El corazón tiembla. El infierno que saboreabas en sus labios empieza a quemar con la ausencia de su lengua. En ese instante la poesía no te llama, la poesía te hace. Te construye. Te salva. Astronomía, marejadas, amor, odio, sexo. Todo eso está aquí dentro, esperando echar raíces en tus instintos.
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