Ejemplos como éste, o datos como las treinta mil especies que desaparecen anualmente, son pruebas elocuentes para Eldredge de que nos hallamos inmersos en una sexta extinción de proporciones similares a la que acabó con los dinosaurios. Con el fin de explicarnos el valor para nuestra propia existencia de la diversidad, La vida en la cuerda floja despliega ante el lector, por una parte, los trece millones de especies que pueblan la Tierra y, por otro, la multitud de ecosistemas (de la tundra a los trópicos) mediante los cuales estas especies transforman e intercambian la energía del Sol. Puesto que no sólo somos responsables de su devastación, sino los únicos que pueden ponerle freno, Eldredge detalla algunas de las difíciles medidas que deben tomarse a escala global.