"Otro punto importante es que enseñéis a vuestros hijos a mirar la muerte bajo su verdadero aspecto, porque muy a menudo, niñeras y cuidadoras imprudentes amedrentan a los niños con cuentos terroríficos o augurios supersticiosos, de modo que más tarde es imposible desarraigar los falsos conceptos tan desconsideradamente imbuidos. Pero si a los niños se les enseñara que la muerte no es tal como se la figuran las gentes; si comprendieran que su amigo, su compañero de clase no ha muerto, sino tan solo cambiado de vida y que, en circunstancias favorables, puede mostrarse de nuevo en este mundo físico a los dotados de la receptividad necesaria y en contingencia de prestarles auxilio, no solo se librarían de muchos temores vanos y conceptos falsos, sino que estarían dispuestos a portarse juiciosamente con los espectros, en el feliz caso de hallarse frente a frente de ellos".