Durante su visita a Taizé el 5 de octubre de 1986, Juan Pablo II recordó el amor que su predecesor tenía por la comunidad de Taizé: "Quisiera expresaros mi afecto y mi confianza con estas sencillas palabras con las que Juan XXIII, que tanto os amaba, saludó un día al hermano Roger:
"Ah, Taizé, esa pequeña primavera!"