Abandonado por su padre primero y su madre, más tarde, Sachs tuvo claro que su misión en la vida era escribir una gran obra. Nadie le tomó en serio pero, tras su muerte, sus novelas, en las que apenas se velaban sus experiencias autobiográficas, fueron un éxito rotundo de crítica y público.
El encanto de Maurice Sachs, el más abominable de cuantos autores incluye el paquete de escritores franceses que colaboraron con los alemanes cuando los nazis invadieron su país, no es otro que el de la abyección.
El Mundo