La nave espacial que es la Tierra sigue a toda velocidad su carrera en un proceso compuesto de tres elementos: globalización, occidentalización y desarrollo.
Ahora todo es interdependiente, aunque, al propio tiempo, todo está separado. La unificación tecnológica y económica del planeta va acompañada de conflictos étnicos, religiosos y políticos; convulsiones económicas, deterioro de la biosfera y de la crisis de las civilizaciones tradicionales, pero también de la modernidad. Una multitud de crisis que a su vez forman parte de la gran crisis de la humanidad, impidiéndole convertirse en una verdadera humanidad.
¿Adónde nos conduce el camino que estamos siguiendo?
¿Hacia un progreso sin fin? Ya no podemos seguir creyendo en él. La muerte del ?pulpo totalitario? ha despertado al de los fanatismos religiosos y estimulado al del capitalismo financiero, y todos ellos aprisionan cada vez más al mundo con sus tentáculos. Así, la disminución de la pobreza no sólo se produce con un crecimiento del bienestar material, sino también a costa de un enorme aumento de la miseria.
¿Estamos abocados a una sucesión de catástrofes en cadena? Este es un destino probable si no conseguimos cambiar de vía.