El procesamiento de Lula pone descaradamente de manifiesto que algo está podrido en el sistema judicial brasileño, evidenciando procedimientos y prácticas incompatibles con principios y garantías fundamentales de un Estado de derecho democrático. De hecho, Lula no fue objeto de una investigación porque hubieran surgido indicios que sustentaran la sospecha de prácticas corruptas. En realidad la Policía, el Poder Judicial y los grandes medios de comunicación se pusieron a la caza de cualquier elemento que pudiera ser utilizado para acusar al ex-presidente. Siempre fue una condena en busca de una prueba. 'La verdad vencerá' da buena cuenta de ello.