La urna sangrienta (1834), a pesar de su olvido injustificado, es el máximo exponente de la novela gótica en España. En La urna sangrienta el terror que procede del mundo físico se intensifica gracias al horror que emana del protagonista de la historia. Ambrosio, señor del castillo de Scianella, es un personaje de siniestra naturaleza y de maldad sin límite. Un personaje complejo en el que se materializa un vínculo directo con el mal y el demonio y, al mismo tiempo, un deseo de volver la mirada a Dios. El terror que evoca su presencia y que se desprende de sus actuaciones es abrumador. Es un ser perturbado e inquietante con un destino marcado desde su nacimiento y con un objetivo fijo. Ambrosio es capaz de las atrocidades más inimaginables para conseguir su fin: seducir a la bella e inocente Mandina. Además, un terrible secreto se esconde en el castillo, en el que muertes, desapariciones, crímenes espantosos y una buena serie de acontecimientos sobrenaturales se suceden sin aparente fin, siempre vinculados al panteón y a una extraña urna de la que mana sangre...