Noche del 19 al 20 de octubre, en una miserable escuela del distrito 2 de Sirte se esconde con un puñado de seguidores armados el hombre que lo fue todo en Libia: adulado por unos, odiado por otros, temido por todos. No entiende lo que le está pasando e ignora lo que sucederá en las próximas horas. A ratos abatido, a ratos poseído por una soberbia incontrolable, recuerda determinados episodios de su vida que tienen relación directa o indirecta con su situación actual, desde su infancia inestable y sus primeros amores a un narcisismo delirante y mesiánico que le llevó a creerse la encarnación de su pueblo y a imponerle sus designios a sangre y fuego. Y, sobre todos estos recuerdos, planea y le atormenta la lección aprendida de la vida de Van Gogh.
Esta autora esboza en primera persona los últimos momentos de la vida de Muamar Gadafi. Todo el mundo conoce sus arbitrariedades y su megalomanía, pero pocos saben cómo era el hombre que las encarnaba, el lado oculto de un ser cuya crueldad sólo tiene parangón en su no menos extrema debilidad. Ese es el objetivo de la autora en este libro, desvelar el alma sombría de un déspota iluminado, rehén de sus angustias y desmesuras, que ha visto hundirse la ficción de la que él mismo era autor y actor.
Adentrándose de forma vertiginosa en su mente, el autor teje el retrato universal de todo dictador caído y de los delirios de grandeza del ser humano, en una novela, tan apasionante e intensa como magníficamente escrita, que recuerda a las mejores obras de las letras hispanas sobre tiranos banderas y patriarcas otoñales.