Erri Gargiulo, el nuevo y sorprendente personaje de Lorenzo Marone, vivo, simpático e intenso como el inolvidable Cesare Annunziata de La tentación de ser felices, protagoniza una extraordinaria novela sobre las familias de hoy en día que cuenta lo mucho que influyen en nuestra vida las personas que nos rodean, tendiendo a moldear nuestro carácter y a asignarnos un papel. Hasta el día en que comprendemos que, si no queremos vivir una vida que no es la nuestra, hay que rebelarse contra quien nos quiere...
Erri tiene dos padres, una madre y media, y varios hermanos. Es uno de esos hijos criados un poco aquí y un poco allá, un fin de semana en casa de la madre y otro en la del padre. En el umbral de los cuarenta, es un hombre frágil e irónico, agudo, pero incapaz de elegir y de hacerse valer; tan emotivo y contenido que en su vida, por la que pasa de puntillas, Erri nunca expresa sus emociones, sino que las guarda en el estómago, somatizando todo. Un día, su mujer Matilde, con la cual ha intentado tener un niño durante años, lo deja después de haberle confesado que mantiene una relación con un compañero de trabajo.
A partir de ese momento, Erri ya no tendrá excusas para aplazar su cita con la vida. Y decidirá enfrentarse, uno a uno, a los pequeños y grandes desafíos que siempre ha evitado: una casa que sienta realmente suya; un trabajo que le guste; una relación con su verdadero padre, con sus inalcanzables hermanos y con sus imprevisibles hermanas. Aprenderá así que, para estar satisfechos con la vida, tenemos que estar preparados para liberarnos de nuestro pasado, para comprender que no somos aquello que hemos vivido y que no tenemos ninguna obligación de representar eternamente el papel que nos ha sido asignado en nuestra familia. Y cuando su mujer le anuncie que está embarazada, Erri se verá obligado a tomar la decisión más difícil de su vida.