Las relaciones de la ciudad de Ronda con los pueblos de su entorno después de su conquista por los Reyes Católicos en 1485 estarán basadas en las discrepancias y antagonismos ocasionados por repartimientos de tierra gravosos, tanto para el elemento mudéjar de la población como para los nuevos repobladores. Ambos sufrirán grandes problemas de delimitación en sus términos que acarrearán graves y costosos pleitos, decisivos para que la convivencia sufra erosiones considerables.
El papel preponderante que la Serranía de Ronda poseía en el conjunto del reino nazarí venía de su situación como zona de paso al Estrecho, manteniendo por su dominio unas relaciones más seguras con el norte de África. Por ello, su conquista presentó tantas dificultades ya que fue defendida con todos los medios necesarios, amén de la protección que la configuración del terreno le confería. Ello, unido a otro carácter importante, el de su esencia fronteriza, será determinante a la hora de enjuiciar el entramado de sus avatares históricos.