Ocurre algo extraño, y realmente preocupante, cuando muchas de la posturas que se plantean en la izquierda, el activismo o el academicismo crítico son imposibles de defender fuera de las fronteras en las que nacen; más aún, incluso llegan a despertar el desinterés, la incomprensión e incluso hostilidad de la gente. Por contra, la derecha, en su versión liberal y extrema, parece representar de forma cada vez más precisa las esperanzas y preocupaciones populares, aunque sus políticas efectivas sean una tortura cotidiana para los que no mandan en el IBEX. Este libro tratará de explicar, utilizando la narración periodística y la cultura popular, cómo hemos llegado a esta paradoja en la que los defensores del orden establecido pasan por políticamente incorrectos y los que parecen enfrentarse a él acaban siendo prescriptores de guías de buenas maneras. ¿Existe una sobredimensión de la ofensa, las redes sociales son un aparato de censura, o, por contra y paralelamente, la derecha ha sabido aprovechar la contradicción de una izquierda capaz de influir en los consensos sociales de los conflictos pero no en sus causas? En este libro haremos un viaje narrativo desde los grandes proyectos emancipatorios de la Ilustración hasta la actual desactivación de la ideología. ¿Qué papel ha desempeñado el posmodernismo en este proceso? ¿Qué tienen que ver los incomprensibles filósofos franceses de cuello vuelto con la fantasía de horizonte neoliberal? ¿Puede el activismo servir justo a la causa contraria que busca? ¿Son los sistemas de privilegios, opresiones y revisiones una forma efectiva de enfrentarse a la desigualdad? ¿Dónde quedó el conflicto capital-trabajo? En un mundo donde lo electoral se ha convertido en una máquina de refrescos, los militantes en especialistas y lo ideológico en una coartada para afirmar nuestra personalidad aislada, el activismo se esfuerza en buscar las palabras adecuadas para marcar la diversidad, creando un entorno respetuoso con nuestras diferencias mientras el sistema nos arroja por la borda de la Historia. Ya no se busca un gran relato que una a personas diferentes en un objetivo común, sino exagerar nuestras especificidades para colmar la angustia de un presente sin identidad de clase. Ha llegado el momento de tener unas palabras con la trampa de la diversidad?