Argumento de La Tradición Clásica (volumen Ii)
Todo libro en que se pueden encontrar nuevos intereses y nuevas ideas está vivo aunque se haya escrito hace muchos siglos. Comprender esto equivale a abrir un universo más vasto ante nuestro espíritu. La diferencia entre un hombre educado y un hombre sin educación es que éste vive sólo para el momento, leyendo su periódico y viendo la última película, mientras que el hombre educado vive en un presente muchísimo más vasto, en esa eternidad vital en que los salmos de David y los dramas de Shakespeare, las epístolas de San Pablo y los diálogos de Platón hablan con el mismo encanto y la misma fuerza que los hicieron inmortales en el instante en que se escribieron.
El presente libro se ha escrito con la finalidad de mostrar cómo la historia de gran parte de la poesía y de la prosa más excelentes que se han escrito en las naciones occidentales constituyen una corriente continua que avanza desde su fuente en Grecia hasta el día de hoy.
También podría considerarse este hecho como un continuo proceso de educación. La civilización grecorromana no murió con la caída del Imperio. Sus lecciones fueron distintas según las épocas. Al principio, nos contó mitos y leyendas. Después, cuando las naciones empezaron a crecer, les enseñó la lengua y les enseñó ideas filosóficas sobre las cuales pudieran ejercitar su espíritu. Éstos fueron sus principales dones durante la Edad Media. En el Renacimiento les dio esquemas literarios mediante los cuales pudieran expresar las nuevas ideas, y así desató una inundación de tragedias y comedias, odas, ensayos y elegías, epopeyas y sátiras.
Las naciones maduraron, se hicieron conscientes de sí mismas no sólo en cuanto agrupamientos humanos sino en cuanto partes de Europa y herederas de la historia. Entonces les enseñó lecciones políticas, y las naciones comprendieron de nuevo lo que significaba la 'república', ideal romano, y la 'democracia', creación griega.
En esa última etapa de la evolución de nuestras literaturas, nos hemos vuelto una vez más a escuchar las leyendas. Como un hombre que recuerda un cuento que le contaron en su infancia y percibe en él de pronto un profundo significado, así nosotros repetimos ahora los mitos griegos, y vemos que a menudo son la única iluminación de muchos oscuros rincones del alma humana, y encontramos en ellos múltiples sentidos de vital importancia.1No posee