En el verano de 1889, cuando un cadáver con síntomas de la enfermedad del cólera aparece flotando en los depósitos de agua de Londres, Scotland Yard solicita la ayuda del doctor Anton Kronberg, el más eminente epidemiólogo del reino. Pero el riesgo de infección no va a ser su principal problema. Primero, porque hasta el lugar se ha desplazado un detective asesor de la policía llamado Sherlock Holmes, quien de inmediato descubre su gran secreto: Anton es en realidad Anna, y el engaño acerca de su identidad, caso de hacerse público, la llevaría a la cárcel. Pero, sobre todo, porque tras el caso se esconde una conspiración criminal que podría hacer tambalear los cimientos de la Inglaterra victoriana. Con el primer volumen de Los crímenes de Kronberg, la alemana Annelie Wendeberg no sólo ha logrado resucitar al mejor Sherlock Holmes, sino que ha creado a una heroína capaz de competir con él en sagacidad y fascinación.