Un recluso dibuja palotes en la pared de su celda. No son los días que ha estado allí ni los que le quedan para salir. Son los que le faltan para que sea ejecutado. De repente, un haz de luz parece proveerle una esperanza a Craig Shadows, el reo.
Para Jon Kellerman, agente del FBI, el pasado retorna beligerante y cuestiona su capacidad como detective. Años atrás encarceló a Shadows como autor del homicidio de Livy Giordano. Sin embargo, un nuevo asesinato, idéntico al otro, pone en duda la culpabilidad del hombre que, en prisión, espera la muerte. Incluso, ambas muchachas son tan parecidas que un escalofrío recorre el cuerpo de los investigadores. La situación empeora cuando la presión mediática, en especial la de un periodista que firma bajo el seudónimo de Themis, clama por la liberación de Shadows.
Kellerman debe volver a ponerse en contacto con la familia Giordano e informarles que reabrirán el caso. Allí se reencuentra con Kate, la hermana de la víctima, que ya no es la dulce adolescente que conoció, sino una hermosa mujer que ha estudiado criminología. De manera imprevista, decide sumarla a la investigación que la concierne.
A partir de allí, todo se complica: las pistas falsas que no conducen a ningún lado, la presión de los medios por liberar al condenado a muerte, la relación entre Kate y Jon que se vuelve más íntima, la posibilidad de un tercer asesinato, un juego de espejos con el pasado que regresa cada vez con más fuerza y la duda como una sombra que se cierne sobre el crimen y oscurece todo como en un eclipse.
Sienna Anderson va un paso más allá en esta novela: construye un rompecabezas preciso e indescifrable. Con una prosa ágil, con personajes potentes, escribe un thriller de final impactante.
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