Al volver al hogar, Jeremy Burns comprendió que toda su existencia había sido una farsa... como si mandar al infierno a otro licántropo asesino fuera la misión de su vida. Pero al volver a ver a Jillian Murphy después de diez años, Jeremy supo que ya no podría olvidar lo mucho que la deseaba. La bruja del clan de los Crestas Plateadas le pertenecía por derecho; pero el destino y el miedo se habían confabulado contra los dos en su juventud y habían expulsado al cazador de su hogar. Jeremy y Jillian tendrían que unir fuerzas para enfrentarse al enemigo que amenazaba con destruir la estabilidad del clan. Y cuando lo consiguieran, Jeremy no volvería a negarse lo que más deseaba en el mundo:a Jillian. Ella le pertenecía. Y, esta vez, se aseguraría de que lo supiera.