Hay mucha gente en la sala y Valeria se queda extasiada ante un cuadro que le causa extrañeza. El pintor observa a aquella joven ante una de sus obras que no es la preferida del público y quiere saber qué llama su atención; se acerca a Valeria y cambia unas palabras con ella; ante las interrupciones de los asistentes a la exposición, la invita a visitar su improvisado taller de pintura para seguir la conversación y, al mismo tiempo, hacerle un retrato.
Valeria no podía imaginar que aquel retrato iba a cambiar totalmente su vida.