Por supuesto, esta idílica (o quizá no tanto) existencia se verá inesperadamente truncada. Un día, realizando una pequeña prueba para una de sus novelas quedará accidentalmente atado a una silla sin posibilidad de soltarse. Poco a poco la situación se complicará de forma imprevisible y Daniel tendrá que luchar contra las circunstancias, en inferioridad de condiciones, para salvar su vida y la de los seres que ama. Una situación que progresivamente va adquiriendo tintes dramáticos, en una espiral de intriga, dolor y tensión.
Partiendo de una premisa aparente sencilla, el autor explota todas sus consecuencias hasta sobrepasar los límites más insospechados. Posee una gran maestría a la hora de crear suspense e involucra al lector en una historia vibrante, tensa y algo malsana que no podrá dejar de leer hasta la última página.
Con un ritmo cinematográfico digno del mejor Hitchcock, La silla se convierte en un nuevo referente del terror psicológico. El autor posee un estilo contundente, ágil y preciso que logra sobrecoger, preocupar y emocionar.