Como consecuencia de todo ello, durante los tres años de contienda la República española sufrió un doble asedio: por un lado, las disensiones internas le impidieron llevar a cabo un esfuerzo bélico eficaz; por otro, las fuerzas del fascismo que colaboraron con los sublevados encontraron entre los Estados democráticos a unos cómplices que contribuyeron a alargar el conflicto que acababa de iniciarse y que pronto se extendería por todo el continente, y por el resto del mundo.
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Nadie se atreve a reformar la economía cuando parece que va bien; y, sin embargo, eso es justo lo que propone Miguel Sebastián en este libro: que haya un sistema que alerte de los excesos de los periodos de bonanza, para no cometer en los errores del pasado. No hacerlo es arriesgarse a tropezar dos veces con la misma piedra, a caer de nuevo en la crisis, nosotros o las generaciones futuras. Y a volver a decir, con autocomplacencia no exenta de soberbia, que «España va bien».