Estamos en un momento de acumulación de fuerzas; en un momento en el que, desde muy diversas experiencias y demandas, parecería estar tejiéndose una nueva y autónoma cultura de rechazo, una cultura menos ideologizada y probablemente más libre a la hora de diseñar acciones y objetivos. Hacia donde vaya este proceso todavía es prematuro saberlo. Pero estamos seguros que finalmente servirá para lograr una humanidad más justa. Sólo hay que tener un poco paciencia. Y un poco de sentido de la historia.