Cuando el ser humano encuentra segura la satisfacción de sus urgencias ?al contrario del que lidia por sobrevivir a diario?, tiende a degradarse en cuanto a contenidos mentales a no ser que su espíritu se esfuerce por evitarlo, tal como han hecho los creadores distinguidos y quienes gozan esas creaciones; cuando falta ese esfuerzo, la gente corre el peligro de entregarse a lo fácil y al cultivo que la degrada. Este individuo no se exige prestancia de espíritu, y eso produce vileza en los medios que lo entretienen y en los gerifaltes que lo guían, degradación del sistema educativo y de los modelos, torpeza en las emociones, anemia en los jóvenes, sandez en la cultura de consumo masivo. La chusma ?degradación de la gente? cobra por su volumen un relieve del que no disfrutaba antaño, e instaura sus propias élites. La rebelión de las chusmas significa el triunfo de la falta de exigencia en una sociedad, confusa en cuanto a valores, que hunde sus raíces en la comodidad del medio y se explaya en la vulgaridad pública y de los caracteres. Frente a tal fenómeno, este libro pretende una crítica del poder, que no rige desde la altura, sino que dimana de abajo porque reside en el pueblo que vota en las elecciones y elige en el mercado, y en la libertad de expresión que practica cualquier sujeto.