Hace aproximadamente dos siglos Jeremy Bentham realizaba una afirmación que hoy sigue siendo cierta: "el arte del procedimiento no es otra cosa que el arte de administrar las pruebas". Aseveración que, como decimos, continúa siendo válida a pesar de que los tiempos han cambiado y los mecanismos probatorios también. Si tradicionalmente las pruebas de naturaleza personal han sido consideradas como de mayor relevancia en el proceso penal, ahora ya no es así. La transformación de la sociedad, la expansión de las nuevas tecnologías, la aparición de nuevos tipos delictivos otorgan protagonismo a la prueba documental, en cuanto mecanismo para introducir al proceso las nuevas fuentes de prueba. A ello habríamos de añadir la "conversión" en prueba documental de determinados informes periciales en virtud del artículo 788.2 LECrim, con las consecuencias que ello conlleva. \ La presente obra aborda toda la problemática que plantea la prueba documental en el proceso penal aportando soluciones a los numerosos interrogantes que, a la vista de la numerosa jurisprudencia analizada, se plantean en la práctica diaria. \