Argumento de La Primavera árabe y el Trasluz de la Egipcia Abanderada
Encuadernación: Rústica
La simbólica estrella del Oriente del culto Católico, bajo la cual se escenifica a los tres reyes magos provenientes de Egipto, claramente ilumina las huellas de nuestra fe cristiana belemita y también nos mudejariza el paisaje oriental bajo las palmeras del desierto árabe a través de los villancicos. Ello quiere decir, que la literatura Navideña está poblada no sólo de camellos y de dunas, sino de elementos orientalistas que nos han vinculado por siglos con el legado árabe que, de todas maneras, pasa por el arco de la historia de Andalusí, dejándonos profundos aljibes, donde se refleja el alma plural de los dos imperios. Su expresión lexicográfica emerge en la piel del idioma y también en la piel de la etnia andalucista que emigró con pigmentación mora en las carabelas. Téngase en cuenta que de Andalucía partieron al ultramar americano los primeros oleajes de la algarabía y el mestizaje del nuevo mundo, que no sólo se configuró con la mezcla del español y el indio, sino con el andaluz ya amestizado, con el posible aporte omeya, magrebí o berebere. Luego vendrá el mudejarismo en el arte y lo que nos queda por investigar en el campo literario.
Llama la atención que el mudejarismo y la literatura andaluza de irradiación árabe se extendían a través de las diferentes etapas de la cultura de Latinoamérica.
(Ramiro Lagos en el epilogo)1