Enrique Gracia Trinidad invoca la vida en todos sus niveles y la muerte en cualquiera de sus instancias. Leyéndolo se recorre en un segundo la vida de cualquiera, la muerte en común; el presente estalla como un geiser, el pasado le rasca la espalda al más pintado y el futuro se avizora de manera instantánea como lo que es: la melancolía de lo imposible.