El acierto de este estudio consiste en integrar la dimensión reflexiva y, a la vez, práctica del tema que aborda (.). Claro está que hay que tener en cuenta el adagio medieval: Lex orandi, Lex credendi; esto es, rezar tal como se cree. Por ello, en el fondo de la práctica orante, se encuentra el núcleo de la creencia religiosa. Lo que dice el autor es que lo que puede verse como un inconveniente, es precisamente una ventaja: la unión que no puede darse a través del razonamiento y las palabras, se da en el silencio de la plegaria. Y pone diversos ejemplos de cómo esto ha sido posible.