La Rosquilla, así llamaban los ingenieros a la estación espacial. Vista a una distancia de cientos de miles de kilómetros, recordaba un inmenso rosco, flotando en el espacio contra un fondo glaseado de estrellas. Sin duda, Robin Varley era el piloto más rápido de La Rosquilla. Y ¿quién se atrevería a negar que Zinha era la alienígena más inteligente? Rapidez e inteligencia justo lo que necesitan para evitar que un virus aniquile la vida de la estación en cuestión de horas